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31 no querrás tener en tu conciencia una masacre y el haber tomado la ley en tus propias manos. Y cuando el Señor haya hecho estas grandes cosas por ti, acuérdate de mí».

32 David entonces respondió a Abigaíl:

―Bendito sea el Señor Dios de Israel, que te ha enviado a encontrarme en este día. 33 Gracias a Dios por tus buenos razonamientos. Bendita seas, por haberme impedido derramar sangre y hacerme justicia por mis propias manos.

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